12 Septiembre 2023 18:40 | Berlino

LLAMAMIENTO DE PAZ 2023



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LLAMAMIENTO DE PAZ 
 
Reunidos en Berlín en el espíritu de Asís, representantes de las religiones mundiales, hemos rezado por la paz. Lo hemos hecho en este lugar en el que la historia habla: memoria de la guerra y del muro que dividía Europa. Precisamente aquí hemos comprendido que ningún muro es para siempre. En 1989 aquí se produjo una revolución pacífica que muestra la fuerza de la libertad. ¡Que caigan pronto los muros, visibles e invisibles, que dividen a los pueblos en Europa, Asia, África, en las Américas, en medio del mar Mediterráneo para los migrantes que huyen de las guerras! ¡Que caigan los muros del corazón que ciegan y no nos dejan ver que el otro es mi hermana y mi hermano! 
 
Hoy sentimos con más fuerza nuestra responsabilidad y juntos nos hacemos mendigos de paz. ¡No basta con la prudencia, es el tiempo de la audacia! Por eso, en nombre de quien no tiene voz, decimos con fuerza: "¡Ninguna guerra es para siempre!". Paz no significa rendirse a la injusticia: significa salir del engranaje del conflicto que corre el peligro de repetirse infinitamente y que nadie parece poder controlar.
 
La guerra es la negación del destino común entre los pueblos, es la derrota de la humanidad. Quien la empieza asume una responsabilidad enorme ante la humanidad. Con la guerra se desfigura lo más humano que hay en nosotros. Hoy la guerra corre el peligro de eternizarse, extender sus consecuencias y afectar incluso a poblaciones muy lejanas. El uso de armas mortales que matan a mucha gente, siembra luto y provoca graves problemas medioambientales, es terrible. 
 
La guerra ciega y hace que perdamos la memoria de quiénes somos. Las guerras, las pandemias y el cambio climático, los desplazamientos de poblaciones y las desigualdades tienen consecuencias para todos. Ningún pueblo, ningún continente puede engañarse pensando que es inmune. Trabajemos al servicio de una unidad espiritual para encontrar el sentido de nuestro destino común. Humanicemos este mundo global: el Otro es nuestro Hermano, la Otra es nuestra Hermana. De las ruinas de la Segunda Guerra Mundial nació el sueño de una Europa común y de un mundo de pueblos, hermanos e iguales. ¡Este es, y no otro, el futuro que queremos construir! 
 
Somos conscientes de que o logramos poner fin a las guerras o las guerras pondrán fin a la humanidad. El mundo, nuestra casa común, es uno solo: se nos dio en herencia y así lo debemos dejar a las generaciones futuras. ¡Liberémoslo de la pesadilla nuclear! Recuperemos la política de desarme, paremos de inmediato el ruido de las armas. 
 
Para eso hace falta la audacia de la paz, la valentía de empezar a hablarse mientras todavía hay guerra. Quien sufre ―dijo hace un año el papa Francisco en el Coliseo― "tiene el derecho sacrosanto de pedir la paz en nombre de los sufrimientos pasados, y merece ser escuchado". Tenemos la urgencia de escuchar el grito ahogado de la paz. Dialogar hoy, mientras las armas hablan, no debilita la justicia sino que crea las condiciones de una nueva arquitectura de seguridad para todos. 
 
Reabramos juntos el diálogo que es la medicina más eficaz para reconciliar a los pueblos. ¡La paz siempre es posible! 
 
Berlín, 12 de septiembre de 2023